El bordado ha sido una labor asociada a la sumisión durante décadas. Fue una actividad secundaria introducida en el ámbito del hogar y realizada por mujeres para mantenerlas entretenidas y alejadas de los libros. Una actividad asociada a la feminidad y a la esfera doméstica.
Cuando la escolarización era cosa de hombres, muchas mujeres aprendieron a leer y a escribir a través del bordado, cuando practicaban dechados alfabéticos o bordaban frases. Además estas reuniones servían de pretexto para compartir lecturas. De este modo, las mujeres se acercaba a la esfera masculina, el intelecto, mientras estaban protegidas de las críticas gracias a la esfera femenina, labores domésticas.
Todavía en los años 60 las niñas aprendían labores del hogar en la escuela y en casa. Era una tarea tan importante como saber cocinar. Toda buena mujer debía saber usar una aguja y bordar con un fin estrictamente utilitario, decorativo y anónimo.
Poco a poco, con la incorporación de la mujer al mundo laboral se fue dejando de lado por falta de tiempo y porque las mujeres querían desvincularse de las labores domésticas.
Hoy en día el bordado se ha reinventado. Existe un auge de este pasatiempo laborioso y en muchos casos va más allá de la mera estética y busca reivindicar con mensajes de temática feminista y revolucionaria.
Bordados reivindicativos
A continuación te dejo una serie de imágenes bordadas que reivindican el cuerpo de la mujer, la feminidad y el empoderamiento femenino.







